Me atormentas
Me mortificas
Me revientas
Sino te das cuenta
Ni te justificas
Pero... ¿Y sí de verdad te das cuenta?
Segundo tiro de gracia
Apenas yo en cunclillas
Y de nuevo me revientas
El consuelo
Saber que no lo sabes
Lo determino
Lo añoro
Te lo imploro
Siempre desde el suelo
MI HELHADO FAVORITO
miércoles, 29 de junio de 2011
domingo, 8 de mayo de 2011
¿No se te hace...
¿No se te hace como que realmente no existe esa dichosa "falta de inspiración" y solo es un justificante para un pseudo-artista incompleto?
Ellos tienen la culpa
Me gusta hablar de las personas a sus espaldas. Pero no es mi intención hacerlo de este modo lo que ocurre es que cuando suelo hacerlo de frente, o en momentos en que los susodichos están presentes suelen perder los estribos y una que otra vez hasta llegar a los golpes, entonces me pregunto ¿De quien es la culpa?
lunes, 30 de agosto de 2010
La historia de un nombre propio.
Esta es la pequeña historia de un nombre propio homosexual que conoció a un nick, este era uno muy original y complejo, a cualquiera que agarrara desprevenido lo envolvía entre sus envergaduras y lo hipnotizaba instantáneamente. Lamentablemente el nombre propio fue atrapado sutilmente en su cepo verbal y se mantuvo enamorado de el nick por durante muchos meses.
Hasta que con el paso de los días que se encontraban viviendo dentro de esos meses, aquel nick genuino se convirtió crónicamente en una urdimbre de palabras superfluas y pobres en cuanto a sentido nos referimos, pero muy enamorado de aquel pequeño gran nombre.
Entonces después de analizarlo minuciosamente aquel nombre decidió agarrar el toro por los cuernos y decirle al nick todo acerca de la paulatina mutación de sus sentimientos y esperanzas para con el, pero como sabía que este era muy visceral estudiaba la forma correcta de decírselo de tajo sin alterar sus problemas psicológicos, entonces lo bloqueo y lo elimino para siempre de su lista.
Hasta que con el paso de los días que se encontraban viviendo dentro de esos meses, aquel nick genuino se convirtió crónicamente en una urdimbre de palabras superfluas y pobres en cuanto a sentido nos referimos, pero muy enamorado de aquel pequeño gran nombre.
Entonces después de analizarlo minuciosamente aquel nombre decidió agarrar el toro por los cuernos y decirle al nick todo acerca de la paulatina mutación de sus sentimientos y esperanzas para con el, pero como sabía que este era muy visceral estudiaba la forma correcta de decírselo de tajo sin alterar sus problemas psicológicos, entonces lo bloqueo y lo elimino para siempre de su lista.
domingo, 29 de agosto de 2010
Adulto contemporaneo.
Este era un adulto contemporáneo de mas o menos unos cuarenta y dos años, con dos hijos, leve tomador social pero endiablado fanático del balompié azteca. Cada fin de semana fuera sábado, domingo y de cuando en cuando hasta un día entre semana, se regocijaba las contadas veces que su equipo ganaba, y se retorcía regularmente de rabia, para acto seguido arrojar con una súbita fuerza foránea el televisor por la ventana o al piso múltiples veces, hasta dejarlo en condiciones lamentables de la sala, el cuarto matrimonial o cualquier bar en el cual se encontraba ocasionalmente, dadas las obvias razones. Entonces al final de la última temporada había dejado en condiciones irreparables veinte y siete televisores, lo cual hacía que la suma total de televisores dañados a lo largo se su vida como fanático del soccer oscilara entre los 1680. Un día su esposa Cecilia preocupada por el evidente e irreprochable problema de su esposo, que al unísono hacía que los problemas económicos de la familia ascendieran violentamente, consiguió el teléfono de cierto terapeuta que había ayudado a un primo lejano, ese primo que siempre existe pero no nos interesa hasta que las circunstancias se presentan de este modo.
Y entonces el fue a verlo un día preocupado por el inicio de temporada, y casualmente el inicio de los juegos olímpicos. Sentado en la sala de espera, la secretaría que lo recibió decidió buscar inmediatamente el canal que transmitía los juegos olímpicos de invierno, al leer el motivo de la visita del paciente que trémulo contemplaba el televisor sentado justamente en frente de ella. Justo entonces en aquella pantalla corría un especial acerca de los 34 diferentes juegos que se llevaban a cabo cada 4 años en invierno, aquel observaba ensimismado y exactamente cuando la secretaría se disponía a dirigirle una invitación verbal para ocupar su lugar predilecto delante del escritorio del especialista, la silla que este ocupaba estaba vacía y el como si hubiera de tener algún menester que arreglar antes de cierta hora, se fue inexorablemente.
Y desde entonces fue un adulto contemporáneo que ya no sintonizaba jamas algún canal que transmitiera fútbol, su margen de destrucción de aparatos se redujo considerablemente a unos quince o veinte cada cuatro años, y sony tuvo un pequeño desliz desde entonces en sus ventas, que fue algo así como un pequeño estornudo, que olvidamos después de dos segundos, al recuperar nuestra acostumbrada y desinteresada respiración.
Y entonces el fue a verlo un día preocupado por el inicio de temporada, y casualmente el inicio de los juegos olímpicos. Sentado en la sala de espera, la secretaría que lo recibió decidió buscar inmediatamente el canal que transmitía los juegos olímpicos de invierno, al leer el motivo de la visita del paciente que trémulo contemplaba el televisor sentado justamente en frente de ella. Justo entonces en aquella pantalla corría un especial acerca de los 34 diferentes juegos que se llevaban a cabo cada 4 años en invierno, aquel observaba ensimismado y exactamente cuando la secretaría se disponía a dirigirle una invitación verbal para ocupar su lugar predilecto delante del escritorio del especialista, la silla que este ocupaba estaba vacía y el como si hubiera de tener algún menester que arreglar antes de cierta hora, se fue inexorablemente.
Y desde entonces fue un adulto contemporáneo que ya no sintonizaba jamas algún canal que transmitiera fútbol, su margen de destrucción de aparatos se redujo considerablemente a unos quince o veinte cada cuatro años, y sony tuvo un pequeño desliz desde entonces en sus ventas, que fue algo así como un pequeño estornudo, que olvidamos después de dos segundos, al recuperar nuestra acostumbrada y desinteresada respiración.
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